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Antología

Nada es eterno, algún día partiremos y el único vestigio de que alguna vez existimos son aquellas memorias, recuerdos y objetos que dejamos aquí, repartidas entre nuestros familiares, seres queridos y/o conocidos… Cuando tenía 12 años, mi madre falleció y durante todo este tiempo llegue a vivir una especie de silencio extraño en el que negaba su muerte, en el que no hablaba de ello con nadie; no podía visitar su tumba, no me atrevía a mirar sus cosas o fotografías, soñaba que estaba viva y me despertaba buscándola por toda la casa, me había negado al duelo por completo. Este año se cumplirá una década de su partida, y apenas he sido capaz de aceptarlo, he logrado recordarla de mejor manera; logre revivir sus últimos días a través de la memoria y de lo que alguna vez fueron sus objetos.

PRELUDIO.

Capítulo I.
Carta de Agradecimiento.

Carta de Agradecimiento

Capítulo II.
Mudanza.

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Capítulo III.
La Caja Roja.

Baúl de cosas que le pertenecieron a mi madre, sus pequeños tesoros simbólicos. Es curioso pensar en el cómo solemos tener un espacio en el que guardamos nuestras pertenencias más preciadas y saber que algún día, cuando ya no estemos aquí, alguien las verá y a pesar de sentir una especie de nostalgia o melancolía, le serán completamente ajenas.

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Capítulo IV.
Los Últimos Días

Los Últimos Días”  surge a partir de la creación de varios bodegones realizados con los objetos que alguna vez le pertenecieron a mi madre antes de morir, a su vez son una reinterpretación de cómo fueron aquellos últimos días en los que ella estuvo aquí.

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La serie nace de la necesidad de expresar mi sentir ante su muerte, es una respuesta al dolor, la nostalgia y la tristeza que me trae pensar en aquellos días. 

Es a su vez un recordatorio de nuestra propia mortalidad y la de nuestros seres queridos, es una especie de cuestionamiento y de reflexión sobre lo que dejamos al morir, pues todo lo material se queda aquí en la tierra y su valor cambia, al menos sentimentalmente, ya que los objetos pueden ser puentes a memorias y recuerdos de aquellas personas que ya no están más en este mundo.

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Pero sobre todo “Los Últimos Días” es una carta de amor hacia mi madre, es la primera vez que puedo expresarme o hablar abiertamente de lo que viví antes, durante y tras su muerte, ya que en más de ocho años son pocas las palabras que he dicho al respecto, pero gracias al arte pude expresarme, pude hablar de mi sentir ante la muerte de un ser querido.

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Capítulo V.
Memorias.

​Una de las maneras de mantener viva la memoria de alguien que he encontrado es haciéndolo mediante el recuerdo, considero que el hablar de las memorias que uno compartió con un ser querido que ya no está más, es una forma de seguir sintiendo su presencia, una vez que ellos se van, somos los únicos testigos de que estuvieron aquí y el recuerdo hablado de las vivencias que compartimos  se ha convertido en una expresión del cariño que les tenemos, de una evocación melancólica y nostálgica propias del ser humano. Yo recuerdo a mi madre y la revivo a través de todo lo que vivimos juntos, de aquellos recuerdos más puntuales que tengo con ella y que para mí, hoy en día, lo son todo.

Capítulo VI.
Antología de canciones.

​La música es una de las mayores conexiones que tengo con lo que alguna vez fue mi madre, al escuchar ciertas canciones soy capaz de transportarme a aquellas mañanas en las que me despertaba y la veía alegre, escuchando la radio, escuchando su música, pero también me transporta a aquellos momentos en los que ella estaba triste y escuchaba música con tintes más nostálgicos y melancólicos, toda esa música me lleva la sala de mi viejo hogar, a aquél viejo estéreo en el que mamá siempre ponía sus canciones a todo volumen.

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Capítulo VII.
Ecografías

Pieza que recopila las tres ecografías que mi madre hizo (y guardo como recuerdo) de sus tres embarazados, siendo yo la primera al ser su primogénito, luego las de mis dos hermanos menores, pero había una cuarta, una de la cual desconozco su procedencia, una cuarta ecografía, la de un varón con fecha del 2007 (mi hermano menor nació en el 2006), de la cual no he decidido indagar más para preservar su misticismo.

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Capítulo VIII.
Fragmentación de la memoria.

EPÍLOGO

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